EL GENERAL
AUGUSTO C. SANDINO PRESENTA A LOS MIEMBROS DEL ESTADO MAYOR DEL EDSNN Y A OTRAS
PERSONALIDADES DE LA ÉPOCA[1]
General Augusto C. Sandino (1895 – 1934)
Presentación
El 1° de enero de 2013 se cumplen ochenta años de la
victoria militar inobjetable conquistada ---con las armas en la mano---- por el
Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, EDSNN, sobre el Cuerpo
de Marines del ejército de Estados Unidos de América, USMC (por sus siglas en
inglés)
“Aunque el general fue calificado como un «bandido» por sus mismos compatriotas, su
habilidad de soldado fue grandemente admirada por los marines americanos que
guerreamos contra él. La República de Nicaragua ha perdido un potente líder, un
soldado y un patriota. Que su nombre viva por siempre en el corazón de sus
conciudadanos”.
Richard Maurice Hutchoson
Miembro del United States Marine
Corps
Carta de condolencia dirigida a Don Gregorio Sandino[2]
El Estado Mayor estaba compuesto por
los siguientes generales:
N°
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GRADO MILITAR, NOMBRE Y APELLIDOS
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PROCEDENCIA Y OTROS DATOS DE
RELEVANCIA
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1.
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General
Pedro Altamirano
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Jinotega. Jefe de la columna N°. 1.
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2.
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General
Juan Santos Morales
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Somoto Grande. Estudio 5 años en la
Academia Militar del presidente Zelaya.
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3.
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General
Carlos Salgado
|
Somoto. Jefe de la columna N°. 2.
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4.
|
General
Pedro Antonio Irías
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Murra. Jefe de la columna N°. 3.
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5.
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General
Juan Gregorio Colindres
|
Murra. Jefe de la columna N°. 4.
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6.
|
General
José León Díaz
|
El Salvador. Jefe de la columna N°.
5.
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7.
|
General
Ismael Peralta
|
Jefe de la columna N°. 7.
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8.
|
General
Adán Gómez
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León. Batallas de Laguna de Perlas,
El Rama y Zaraguasca.
|
9.
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General
Juan Pablo Umanzor
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Las Manos, Honduras. Jefe de la
columna N°. 8.
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10.
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General
Simón González
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Honduras. Se especializó en misiones
de exploración. “La Careadora”.
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11.
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General
Francisco de los Santos Estrada Pérez
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Nagarote. Fue Director de Policía de
Jinotega.[4]
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12.
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Coronel
Sócrates Ismael Sandino Tíffer
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Niquinohomo. Instrucción secundaria.
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13.
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Coronel
Agustín Sánchez Salinas
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León. Hablaba 4 idiomas.
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14.
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Coronel
Abraham Rivera
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Jinotega. Controlaba el manejo de la
flota de pipantes del río Coco.
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15.
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Coronel
Coronado Maradiaga
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Yucarán, Honduras. “El mejor chan o baqueano de todas las
montañas”.
|
1. GENERAL PEDRO ALTAMIRANO a
quien los enemigos llaman Pedrón. Nación en una familia de campesinos en la
ciudad de Jinotega el año 1870.
General Pedro
Altamirano
Ha
sido el más fiel y al mismo tiempo en el que más confianza he depositado. Me
acompaña desde el principio de la lucha. Por su perseverancia, su efectividad y
su valor como guerrillero, ascendió desde soldado hasta general y jefe del
estado mayor. Él quedó al frente del ejército cuando fui a México.
Cuando
principió la lucha no sabía leer ni escribir y por eso casi siempre le puse
como secretario al general Juan Santos
Morales. Durante los azares de la lucha y a pesar de su edad, solamente
porque yo se lo ordené, Altamirano aprendió a leer y escribir cancaneando y
cacarañando, pero ha progresado mucho y ahora, asómbrese, también sabe escribir
a máquina, pero con un solo dedo. Sus principales campañas fueron: la Chuscada,
el Garrobo, Bocaycito, el Remango y la Camaleona. Puso numerosas emboscadas y
dio varias batallas de importancia, siendo la más famosa de todas la del
Embocadero, en el cerro Cimarrón.
El general
Altamirano era el jefe de la columna N°. 1 compuesta de doscientos soldados
de línea, más ayudantes, palmazones y civiles. Controlaban parte de los
departamentos de Chontales, Matagalpa y Bluefields.
A lo antes relatado por el general Sandino, por mi
propia parte [José Román en Maldito país] agrego lo siguiente:
Altamirano era un indiazo voluminoso, ventrudo, de
movimientos lentos, de voz ronca y de muy pocas palabras. Parece un oso gris.
Pero es increíblemente suave y atento cuando se le conoce bien y le toma
confianza a uno.
Su cabello es algo canoso y lo lleva siempre
alborotado. Tiene las cejas tupidas, los bigotes largos y caídos y los dientes
manchados de nicotina. Tiene la boca grande, en la que siempre lleva un tabaco
de Copán o un chilcagre, casi siempre al lado izquierdo y escupe con frecuencia
por el lado derecho. Tiene ojos tan pequeños y cerrados, que es difícil
penetrarlos.
Siempre lleva una toalla enrollada en el cuello y
nunca deja su pistola 44, su chuspa [saco pequeño con cierre, de lana, género o
cuero, usado para guardar y transportar pequeños objetos y efectos personales]
y su machete. Tiene fama de ser sumamente cruel y se dice que cortó más de
sesenta cabezas. Yo lo traté por algún tiempo, en cuenta durmiendo en el mismo
cuarto o champa varias veces, comiendo juntos y juntos viajando en mula y en
pipante. Confieso haberle llegado a tener algún temor al principio, pues ha
llegado a ser tal la fama que le han dado, que para intimidar a los niños se
les dice ¡Ahí viene Pedrón! Como sinónimo del diablo y la propaganda enemiga
que ha publicado cantidad de fotografías de individuos supuestamente
decapitados por él.
Sin embargo, al tratarlo de cerca me pareció un hombre
que trata de ser bueno y sustituir su apodo de Pedrón, que data desde sus días
de contrabandista, por el muy respetable de ahora, general Pedro Altamirano. A
pesar de su edad y corpulencia es un hombre muy ágil y enérgico. Es suspicaz e
inteligente y sobre todo, sincero en su fanatismo por el general Sandino.
2. GENERAL CARLOS SALGADO. Es
de la ciudad de Somoto. Empezó con cinco rifles y llegó a formar un buen
ejército, pues capturó mucho elemento de guerra. Fue uno de los hombres más
activos que tuve. Su columna era de 150 soldados de línea, ayudantes y demás.
Ya le ha visto, es viejo, pero más fuerte que un buey. Tiene el tipo igualito
de piel roja de los níqueles norteamericanos, pero con ojos azules.
Sostuvo
muchos combates entre los cuales los más importantes fueron los de Puertas y el
Níspero, el 29 de febrero de 1932, en los que aunque no causó muchas bajas,
capturó gran cantidad de armas y pertrechos a la Academia Militar de la Guardia
Nacional, al mando del capitán E. J.
Trumble, de la Academia de Annapolis y jefe de la Academia de la Guardia.
Trumble, con algunos de los de su Academia fueron a salir por Chinandega, por
un lugar llamado la Trinidad.
El
general Salgado era jefe de la columna N°. 2 y operó por el lado de León y
también en la costa atlántica. Recibió una oferta muy halagadora del general Logan Feland, por entregarme, pero
Salgado me la pasó… Es el mayor de todos los oficiales del ejército.
3. GENERAL PEDRO ANTONIO IRÍAS. Nació en 1887, en el pueblo de Murra. Ingresó al
ejército desde el principio de la lucha. Es mestizo, de estatura pequeña,
moreno. Muy sereno, pero activo. Muy inteligente. Tenedor de libros graduado y
mecanografista, por eso casi siempre ha sido el encargado de mi oficina y de la
contabilidad. Es un hombre notable para la ejecución de órdenes y planes.
Además, es muy prudente y de muy buenos modales, en fin ya usted lo ha tratado.
Sus encuentros de más importancia fueron los del
Calabozo, las Cuchillas, Pis-Pis y otros. En el Embocadero actuó como segundo
del general Altamirano. Operó entre los departamentos de Matagalpa, Jinotega y
Bluefields como jefe de la columna N°. 3 de cien soldados de línea.
General Pedro Antonio Irías
4. GENERAL JUAN SANTOS MORALES. Nació en
Somoto Grande, el año 1889. Estudió milicia durante cinco años en la Academia
Militar de Nicaragua, en tiempos del presidente José Santos Zelaya. En 1929
ingresó a mi ejército donde prestó importantes servicios, habiendo sido
ascendido rápidamente. Algunas veces, sirvió como segundo del general
Altamirano.
5. GENERAL JUAN GREGORIO COLINDRES. Nació en
el pueblo de Murra el año 1890 y es hijo del segundo matrimonio de la madre del
antes mencionado general Irías. Como usted ha podido ver, es de estatura
atlética, mediana estatura, color blanco, barba rasurada, modales suaves y muy
buen amigo. Trabajaba en las minas de San Albino cuando se vino conmigo. Fue de
los que me acompañaron a Puerto Cabezas en mi primer gira en busca de armas
¿recuerda?
Varias veces
se retiró del ejército por causas privadas, pero siempre regresaba. Ha sido muy
activo y sus combates más importantes son: el Chorro, la Danta, el Manteado,
Chichigalpa y las Cruces, como segundo del general Estrada.
Su columna
operaba entre Chinandega, León y Estelí y era la N°. 4 de 150 soldados de
línea. Colindres es el que quiso proclamarse presidente provisional,
entotorotado por aquel Paredes, como le referí anteriormente.
6. GENERAL JOSÉ LEÓN DÍAZ. Nació en
la república de El Salvador e ingresó en nuestras filas en 1927. De grandes
bigotes, contextura atlética, color moreno y de gran valor temerario.
Generalmente se ocupaba de las exploraciones de campo. Sus combates principales
fueron Macuelizo y Somoto y operaba entre Chinandega y las Segovias con la
columna N°. 5 de unos cincuenta soldados de primera línea.
7. GENERAL ISMAEL PERALTA. Operaba
con la columna N°. 7 al lado de Estelí, pero muchas veces actuaba de segundo o
ayudante mío.
Debo
advertir que estos jefes no estuvieron todo el tiempo en tales columnas y que
los soldados que pertenecían a tal columna no estuvieron en ellas para siempre,
por el contrario, se hacían frecuentes cambios y modificaciones dependiendo de
las localidades, clases y operaciones.
General
Ismael Peralta
8. GENERAL ADÁN GÓMEZ. Nació en
la ciudad de León. Tiene muchos años de vivir en la costa atlántica donde tiene
una propiedad de ganadería, ahora arrasada. Quizá es el hombre más fuerte y
alto del ejército. De bigotes, tez morena, ojos profundamente negros y
divagados, con una mirada como si estuviera siempre viendo cosas lejanas. Habla
poco, ronco y fuerte. No es farsante ni jactancioso. Pero, óigame Román, en su
vida ha visto usted un hombre de tal temeridad. A ese hombre, aun el miedo le
tiene miedo.
La famosa
batalla de Laguna de Perlas de la revolución del 26, que se le atribuye al
general Moncada, fue el ganada por el arrojo temerario de Gómez y sus hombres,
como lo ha atestiguado el general Rivers Delgadillo, quien fue el jefe
derrotado. Averígüelo usted y verifique mis palabras.
Asimismo, se
le atribuye al general Beltrán Sandoval el levantamiento de El Rama del 4 de
mayo de 1926, sin embargo se debió al general Gómez. Pero aquí está la
tragedia: Adán Gómez no sabe leer ni escribir y por eso le han robado sus
glorias Moncada y Sandoval y él ha pasado anónimo.
Sus combates
y emboscadas son muchos y él fue quien peleó con 50 hombres en la batalla de
Zaraguasca, después del armisticio del presidente Sacasa, que habiéndole
notificado, se reconcentraba al desarme y en el camino se encontró con la
Guardia Nacional, quienes alegaron que no les había sido comunicado el
armisticio, atacaron a Gómez con fuerzas muchas veces superiores. El combate
duró varias horas. Hubo bajas en ambos lados, que se retiraron dejando el
triunfo indeciso. Esta fue la última batalla de la guerra.
9. GENERAL JUAN PABLO UMANZOR. Nació en el pueblo Las Manos, en la frontera entre
Honduras y Nicaragua, mitad y mitad en cada república. Umanzor nació el año
1903 en la parte hondureña.
Es flaco, alto, bastante prieto por lo chorotega, con
la diestra casi paralizada y la pierna derecha imperfecta, ambas consecuencias
de heridas de bala que recibió en diferentes ocasiones durante la guerra. No
sabe leer ni escribir, sólo se le ha podido enseñar a firmar. Habla muy poco y
es de temperamento delicado. Cuando conversa jamás da la vista, por lo que es
muy difícil estudiarlo. Además, es poco abordable y jamás dice nada sin que yo
se lo autorice.
Encuentro de los generales Juan Pablo Umanzor y Juan
Santos Morales
Nuestro ejército se ha distinguido por su disciplina y
buena organización, como hasta los enemigos lo reconocen. Umanzor ha sido uno
de los hombres más disciplinados y obedientes que he tenido y como carece del
instinto de conservación, posee un valor temerario y salvaje. Por ejemplo: una
vez le ordené que procurara hostigar la línea férrea por el lado de
Chichigalpa, a los quince días recibí contestación. “Conforme a sus
instrucciones, tomé la plaza de Chichigalpa, y tengo sitiada la línea férrea
desde Chinandega hasta la Paz Centro. Por otra parte, el ejército está muy bien
equipado”.
Umanzor me ha acompañado desde el principio de la
revolución y por mucho tiempo ha sido jefe de la columna N°. 8 compuesta de 500
soldados de línea y que operaba en los departamentos de León y Chinandega.
Umanzor sostuvo muchos combates, algunos adversos, pero la mayoría favorables,
entre ellos: la Pelona, el Rapador y Chichigalpa.
10.
GENERAL SIMÓN GONZÁLEZ.
Nación en Honduras el año de 1897. Es indio puro. Bajo, grueso, de contextura
férrea y de sangre belicosa. Resuelto siempre a matar o a que lo maten. Cuando
está tomado, hace alardes de su hombría y se vuelve peligroso, por lo que tiene
absolutamente prohibido bebidas alcohólicas y me obedece fielmente.
General Simón González
Lo aprecio mucho porque en todos los combates en que
participó, sólo o conmigo, siempre pidió la
avanzadilla para ir de carnada. Mire usted, cuando se le ordenaba una
exploración del terreno o una emboscada, indefectiblemente regresaba con muchos
muertos y heridos, pero con grandes cantidades de elementos capturados. Por eso
lo llamaban la careadora.
11. GENERAL FRANCISCO ESTRADA. Lo he
dejado por último, precisamente porque es el más importante de todos los
generales que formaron mi plana mayor. Estrada nació en Managua, el primero de
noviembre de 1902. Pertenece a una familia pobre, pero muy antigua, honorable y
de las fundadoras de Managua. Como usted ha visto, es moreno, del tipo mestizo,
muy alto, cenceño,[5] muy
fuerte y resistente. Tiene el cabello crespo, de ojos negros, de mirada franca
y directa. Es sólo medianamente instruido, pero tiene mucho sentido común,
excelentes modales y grandes aspiraciones. Se casó hace mucho tiempo en Managua
y tiene una niñita de once años. Su esposa es cajera de una de las casas
comerciales más grandes de Managua.
Generales
Francisco Estrada, Carlos Salgado y José León Díaz
Se enganchó
en el ejército en San Rafael, en 1926, a donde llegó a presentárseme. Por algún
tiempo me sirvió como primer ayudante, pero ascendió rápidamente hasta el grado
de general. Durante toda la guerra comandó varias columnas en diferentes
sectores, pero nunca se separó enteramente de mi lado. Le tengo especial aprecio,
porque además de ser muy valeroso, inteligente y de mucho tacto, se comporta
siempre muy gentilmente. En Managua y en Jinotega, hasta los más acérrimos
enemigos nuestros reconocen lo anterior. Antes de juntarse conmigo, fue
director de policía de Jinotega.
General
Francisco de los Santos Estrada Pérez
El general
Estrada dirigió famosos combates como las
Cruces, Telpaneca, las Trincheras, el Salto, la Concordia y
otros.
En la
segunda etapa de la guerra, en la célebre batalla
de Zaraguasca, que anteriormente le mencioné, donde caí herido por una
bomba de avión, en sus brazos me llevó Estrada kilómetros y kilómetros, cuesta
arriba y cuesta abajo sin fatigarse. Es un hombrazo y jamás alardea. Durante
todo el tiempo de la guerra no vio a su esposa ni a su hijita y solamente se
comunicó con ellas por fuentes secretas de nuestro servicio de inteligencia. Se
enviaban recados y sabía que estaban orgullosas de su patriotismo y que lo
esperaban fielmente.
Coronel
Sócrates Ismael Sandino Tíffer
Coronel
Abraham Rivera junto a su esposa
Coronel
Coronado Maradiaga
General
Miguel Ángel Ortez y Guillén, 1928.
Cae en combate a los 23 años de edad en
Palacagüina
General de división, e
internacionalista guatemalteco, Manuel María Jirón Ruano, junto a tropa
sandinista en 1928.[6]
General Pedro Blandón
El EDSN
estaba organizado en sus inicios en siete
columnas expedicionarias, las cuales estaban comandadas por Jefes Expedicionarios nombrados por
Sandino. Estas columnas móviles o volantes contaban
además de su número regular de tropa, con cuadros paramilitares, se trataba de
voluntarios civiles que servían como correos,
y en el servicio de espionaje;
existía también una red de agentes urbanos que informaba de los movimientos de
salida de tropas estadounidenses hacia la montaña, o de la llegada de aviones.
Miembros del Estado Mayor del EDSNN en el campamento “Luz y Sombra” de El
Chipote. 1. General Augusto. C. Sandino, 2. General Simón González, 3. General
Ismael Peralta, 4. General Pedro Antonio Aráuz Pineda, 5. General José León
Díaz, 6. Capitán Gregorio Urbano Gilbert.[8]
Entre los
años 1983 - 1989, el Ejército Popular Sandinista organizó los llamados Batallones de
Lucha Irregular (BLI) inspirados en las Columnas Expedicionarias del
EDSN para enfrentar a las fuerzas de tarea de La Contra durante
la guerra de agresión orquestada por el gobierno de los Estados Unidos de
América.
Coro de los Ángeles
El Coro
de los Ángeles era un grupo de niños
huérfanos de guerra que permanecían en los cuarteles de las montañas del
norte. En las emboscadas y asaltos su papel consistía en dar gritos, vivas y
hacer toda clase de ruidos -un coro infantil cuyas voces se alzaban
ensordecedoramente en el monte- con latas y triquitraques, dando unas veces la
impresión de que el número de soldados sandinistas era mayor, y otras, que
llegaban refuerzos. Estos niños, cuando crecían, llegaban a ser soldados
regulares y debían conquistar su propio rifle, como fue el caso del coronel Santos López.
De izquierda
a derecha, Tranquilino Jarquín, Luciano y Pedro Aráuz y Juan Ferreti con la
bandera del EDSNN[9]
Legión Latinoamericana
La Legión Latinoamericana, también
conocida como la Brigada Internacional,
estuvo compuesta por intelectuales, líderes obreros y campesinos, y hasta
estudiantes, que llegaban de distintos países de América Latina hasta las
montañas de Las Segovias, algunos pelearon como soldados de línea, otros
sirvieron en el Estado Mayor, como secretarios de Sandino, otros actuaron como
voceros de la gesta sandinista ante la prensa mundial.
Entre estos
se mencionan los siguientes:
·
Marcial Salas Blanco,
costarricense, formó parte de los primeros 29 hombres que se alzaron junto a
Sandino en el mineral de San Albino, nacido en San Ramón, provincia de Alajuela, alcanzó el
grado de Mayor y cayó en el combate de "Las Conchitas".
·
Carlos Aponte Hernández, venezolano, ascendió a coronel del Ejército
Libertador Sandinista. Se refirió a esta etapa así: "Estaba luchando
con las armas en la mano no solo por el pueblo de Nicaragua, sino por Venezuela
y por todo el continente.",
·
Agustín Farabundo Martí, salvadoreño, enviado en 1928 como representante de
la Liga Antiimperialista de las
Américas. También actuó como secretario de Sandino.
·
Froylán Turcios, hondureño, escritor y periodista imbuido en las luchas
americanistas denunció la política del Gran Garrote (Big
Stick) implementada por los Estados Unidos en las regiones centroamericana
y caribeña.
·
José De Paredes, mexicano,
sirvió como secretario de Sandino y de enlace con el Presidente de México,
Emilio Portes Gil. También le acompaño en su viaje y estadía en México en 1929.
·
Andrés García Salgado, mexicano, también
luchó en las Brigadas Internacionales siendo comisario político de la Brigada
14. Escribió «Yo estuve con Sandino». 1979. Bloque Obrero "General
Heriberto Jara".
·
Esteban Pavletich Trujillo, peruano,
se incorporó al Ejército Liberador de Nicaragua entre 1928-1930 actuando como
secretario del General Augusto C. Sandino.
·
Rubén Ardila Gómez,
colombiano, actuó como asistente de Sandino y combatiente internacionalista
entre 1928 - 1929.
·
Alfonso Alexander Moncayo (1906-1985),
colombiano, llamado "El Capitán Colombia", originario de Pasto,
Departamento de Nariño. Actuó como periodista y combatiente internacionalista
entre 1930 - 1932.
·
Gregorio Urbano Gilbert,
dominicano, peleó en las filas del ejército de Sandino dejando constancia de
ello en su libro Junto a Sandino.
El general Augusto C. Sandino (al centro) junto a miembros de la Legión Latinoamericana y del EDSNN en Mérida, Yucatán, julio de 1929. De izquierda a derecha capitán Rubén Ardilla Gómez (colombiano), de pie Tranquilino Jarquín, sentado, el coronel Sócrates Sandino, detrás a su izquierda, el capitán Gregorio Urbano Gilbert (dominicano), de pie a la derecha José de Paredes (mexicano) y miembro no identificado sentado a la izquierda del General Sandino.[10]
RETRATO LITERARIO DEL GENERAL
AUGUSTO C. SANDINO
José Román
Orozco[11]
“Este es el
retrato que el General prefirió que no le leyera. Está basado no sólo en mis
observaciones personales y largas pláticas con él, sino además en relatos y
conversaciones con sus hombres más allegados. En la intimidad el General
Sandino, todo puede parecer, menos un General tropical y mucho menos el General
Sandino. A la sazón tiene treintiocho años de edad, cumplirá treintinueve el
próximo 18 de mayo de 1933, porque según él mismo, nació en 1894 aunque fue
inscrito en el Registro Civil hasta el año siguiente, de allí la confusión
acerca de su edad. Es bajo, ciento sesentitrés centímetros de estatura y 55
kgs. de peso (121 lbs.); de apariencia débil y sin ningún rasgo especial. Su
cabello es negro, liso y tupido, con una que otra pincelada de canas. Lo lleva
siempre bien peinado y partido al lado izquierdo, bigote y barba rasurados. Se
afeita o le afeitan diariamente Tranquilino o Cabrerita, quienes además se
encargan de su corte de pelo. Tiene ojos negros, pequeños, penetrantes y de
cambios rápidos.
Héroe
Nacional de Nicaragua, General Augusto C. Sandino
Detrás de
ellos, por sus palabras y por sus gestos, ambos de la más pura sinceridad, se
adivina su alma sentimental y compleja. Un alma difícil de atisbar y llena de
extrañas inquietudes. Tiene nariz mediana, boca grande, con varias calzaduras
de oro en sus dientes, pero muy pequeñas. Su sonrisa es muy frecuente, neutra o
más bien triste y a pesar de su constante buen humor, nunca se ríe fuerte y
mucho menos a carcajadas. Su rostro no es ovalado ni redondo. De cutis blanco
pálido, con algunas comeduras de varicela y de pómulos prominentes. Tiene manos
regordetas, pequeñas, con los dedos como cortados de un tajo a la mitad de las
uñas, las que siempre lleva limpias. Los pulgares son rectos y le caen
verticalmente sobre la mano, es decir, formando con ellas ángulos de noventa
grados. Su cinturón es tamaño treintidos y sus pies muy pequeños. Sandino,
pues, no tiene ningún rasgo físico especial, por el contrario, es un individuo
de aspecto común y de apariencia débil, no obstante de poseer una resistencia
física superior y de ser muy fuerte. Es un buen nadador, jinete incansable y de
los mejores en todo su ejército para andar a pie y resistir las cuestas,
hondonadas, llanos cenagosos y todas las interperies de la selva bruta. Muy
rara vez se enferma y no usa ninguna medicina porque dice que emplea para
curarse la autosugestión y disciplinas yogas. Las únicas excepciones son “La
Tigra” para el paludismo y algunas tinturas y bálsamos para las heridas.
Solamente hace dos tiempos de comida al día y desde su temprana juventud no
toma en lo absoluto bebidas alcohólicas y no le divierte ningún juego de azar.
A pesar de haber en el ejército hombres hercúleos nacidos y criados en la
montaña, a ninguno de va en zaga en resistencia física. Sandino, aunque es un
hombre de talento genial, no ha recibido cultivo académico fuera de Teneduría
de Libros y dos años de secundaria, pero por su cuenta ha leído mucho con lo
que se ha formado en un interlocutor sólido. Tiene gran poder de intuición,
según lo atestiguan sus propios hombres. Sin embargo, en mi parecer, exagera en
cuanto al valor de sus creencias teosóficas, espiritistas, rosacrúceas,
astrológicas y demás complicaciones esotéricas, pero también estoy convencido
de que nada de eso le resta un ápice a su cruzada ingente. Por el contrario,
quizá sin ellas no hubiera sido posible. Es un meticuloso organizador de todas
sus cosas y operaciones. De una tenacidad que raya en la locura. Malicioso y
psicólogo intuitivo para conocer a la gente. Tiene fluido personal, convence y
subyuga, y sobre todo tiene el don de ser simpático y de agradar. Cuando
conversa, cuando dicta y cuando piensa, algunas veces se pasea de un lado a
otro con las manos enlazadas por la espalda y la cabeza gacha, en
concentración. Otras, se sienta en una mesa, se apea, da vueltas, se detiene,
gesticula, hace muchos ademanes y se posesiona del momento y de la acción. Le
brillan los ojos y se le aviva el rostro y parece vivir lo que está relatando o
comentando, pero si le es posible prefiere recostarse en una hamaca, porque
según dice, allí piensa mejor y más serenamente. Su memoria es extraordinaria
para las fechas, los números y las fisonomías. Conoce por nombres y apellidos y
otros detalles a todos sus soldados y centenares de otras personas. Tiene
intuiciones repentinas y toma decisiones vertiginosas, aún en situaciones
cruciales. Es muy romántico, sentimental y más quijote que Don Quijote. Más
tarda en concebir un plan, que en ejecutarlo. Ver los molinos e irles, lanza en
ristre, salir mal herido y volver a la carga y volver a volver, es muy suyo. En
tiempos normales se retira a su cuarto a muy temprana hora y no es madrugador.
Duerme bien y bastante, pero en los tiempos de guerra no tenía horas fijas ni
para dormir, ni para comer y hacía ambas cosas cuando se le antojaba, hasta el
punto que yendo a veces en lugares muy peligrosos, detenía la tropa, hacía en
el suelo un lecho de hojas y sobre el capote se acostaba a dormir un par de
horas. Diariamente medita varias veces y se retira solo a la orilla de los
campamentos, prefiriendo la hora del crepúsculo vespertino, si le es posible.
Es muy aseado, se baña y cambia de ropa diariamente, desde luego exceptuando en
tiempo de guerra. Después de rasurarse se pone toques muy discretos de agua de
colonia y también un poco en el pañuelo que le gusta oler de vez en cuando. Usa
sobrero gris Stetson, estilo tejano. Vestido de montar hecho de gabardina verde
gris y botas altas de piel café de abrochar por delante y su pañuelo rojo de
seda con ribetes negros y anudado al cuello, la bandera sandinista. Nada de
charrateras, ni cordones dorados, ni quepis, ni escudo, ni condecoraciones, ni
pendejeras apavorrealadas dice él. Cuando hace alto en un campamento, se viste
de civil, pero siempre con pantalones de gabardina kaki y guayaberas de lino
blanco. Además de su cinturón, usa otro especial donde van cuatro “peines” de
tiros y su pistola Colt 45 automática, con la que tira muy bien. Cuando ve
sangre se le espeluza el cuerpo y tiene obsesión por defender al débil y a toda
causa perdida. Me cuentan que algunos de sus oficiales preferían no llevarle
ningún prisionero, porque con seguridad le salvaría la vida. El dinero en sí
mismo no le interesa, ni tampoco le importan ni la gloria ni los honores y
mucho menos el ser objeto de la atención pública, porque de cerca le afligen
las multitudes. Pero noto al mismo tiempo, que en privado goza de su enorme y
constante publicidad en periódicos, revistas y libros publicados en tantos
países. Le gusta la vida sencilla y sin complicaciones. En privado y con los
suyos derrocha el buen humor y es conversador infatigable. Pero cuando va a
hablarle a su ejército en forma oficial para notificaciones, órdenes o
comunicaciones, lo mismo que para hablar en público, toma pose de inspirado y
cruza la diestra sobre el pecho tocándose con la punta de los dedos el hombro
izquierdo y casi siempre comienza sus discursos con estas palabras: “Queridos
hermanos, les hablo en nombre de Nicaragua” y termina diciendo: “Patria
y Libertad”. En fin, es tan compleja la personalidad del General Sandino,
que no es posible describirla en todos sus aspectos. Sin embargo, espero que a
través de las páginas de este libro, los diálogos y conversaciones sostenidas
con él, reflejen las características que le son más peculiares y que a mi mejor
entender y buena voluntad, fielmente bosquejado. Para concluir este retrato
literario del General Augusto C. Sandino, en cuanto a la parte espiritual debo
añadir que le considero un hombre de los más puros sentimientos y de los
más altos principios morales. Dotado de extraordinaria sinceridad
y de un patriotismo incorruptible que se basa en su amor entrañable por
Nicaragua. Además, es poseedor de un espíritu tan elevado, que no sólo
le permitió superar las miserias y amarguras de una espantosa niñez y crecer
sin odios ni rencores, sino muy al contrario, henchido de amor al prójimo.
Después de tratarle tan íntimamente durante larguísimas conversaciones que ni
siquiera se relacionan con el tema fundamental de esta obra y de observarle
minuciosa y detalladamente, así como de hacer una especie de combinación mental
de las emociones que causa su presencia y su compañía en tales lugares y
condiciones como tuve el privilegio único de compartir con él, puedo asegurar
que es un alma muy superior y por tanto no es remoto que sea capaz de percibir
las aspiraciones y vibraciones cósmicas de que él habla y que nos están vedadas
a los mortales comunes y corrientes por depender únicamente de la torpeza de
nuestros sentidos físicos”.[12]
DONDE ESTA SANDINO
Me pregunta doña Chepa
Donde se encuentra Sandino,
Pues quiere ir a las Segovias
Bien segura en el camino.
Yo queriendo
complacerla,
Caballero atento y
fino,
Preguntando he de saber
Dónde se encuentra
Sandino.
Natural
que me dirija
Al Comando peregrino,
¿Quién mejor que el yanqui, sabe
Dónde se encuentra Sandino?
Pero antes, un
periodista
Que no es otro sino
Aquino.
Como usted, señor,
ignoro
Dónde se encuentra
Sandino.
A mister Pámbor, un macho,
Le pregunto en un esquino...
(Digo esquina): sábe you
¿Dónding
to rebell Sandino?
Mi no sabe, mi no
entendo,
Dice, ¿you decir
Sandinig?
¿Dónde estar?
Pregunta, you
A mister Camel
Espining.
Mas
el héroe de las veinte
Que lo pasa en desatino,
Natis, Natalia, me dice
No se dónde está Sandino.
Al Comando pues, la
dama
No se asuste en el
camino
Pero tampoco allí
saben
Dónde se encuentra
Sandino.
Mi
señora doña Chepa
No se
exponga usté al camino,
Mientras
el yanqui no sepa
Dónde
se encuentra Sandino.
Anselmo Fletes
Bolaños (1929)
[1] Tomado de entrevista
brindada por el general Augusto C. Sandino al escritor nicaragüense José Román
Orozco, quien publica después, en Nueva York, el 5 de diciembre de 1933 la
obra: Maldito país. Los datos fueron tomados del libro del mismo
nombre publicado en Managua. 2ª. ed. Talleres IMPRECASA 15 de mayo de 2002,
Capítulo V, pp. 119 – 157.
[2] Documento original conservado en los
documentos de Sofonías Salvatierra, heredados por Mario Borge Castillo. Citado
por Jorge Eduardo Arellano en la obra Guerrillero de Nuestra América. 2ª.
ed. 2008, p. 43.
[3] Título tomado
de la serie que editara, en Revista Segovia, 2ª. época de los
años 1985 – 1989, el Mayor del Ejército Popular Sandinista César Cortez Téllez
(q. e. p. d.)
[4] General de
Brigada José García Estrada. “Aquí está mi pecho cobardes”. En
Revista Cooperativas. CARUNA:
[7] Wikipedia.org.
[8] Walter C. Sandino. El Libro de
Sandino, p. 355.
[9] Walter C. Sandino. El Libro de
Sandino, p. 363.
[10] El general Sandino contaba para ese
año con 34 años de edad. Walter C. Sandino. El Libro de Sandino, p. 369.
[11]
José
Román Orozco. Escritor
nicaragüense (Nació en León 8 de mayo de 1906). Autor de obras como Cosmapa (Managua 1944), Los
Conquistadores, (Nueva York 1966), La
mujer de tu prójimo (novela) y El
quinto evangelio (poemario) Sandino se refiere a José Román en los
siguientes términos: “El joven poeta José N. Román, ha venido con nosotros
hasta estos retiros de Bocay, en el Río Coco, a oír de nuestros labios,
relatos, detalles y proyectos pasados, presentes y futuros… Nicaragua. C. A.
Marzo 13 de 1933. –PATRIA Y LIBERTAD”. Firma y Sello de Sandino.
[12] José Román. Maldito país. Managua.
INPRHU – Ediciones el Pez y la Serpiente. s. n. e. 1979, p. 179-183.
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